Agentes de la Guardia Civil de Marchena participan en la caída de una red de contrabando de tabaco en Sevilla

La operación ‘Itálica 150 Kanterpin’ destapa una red con fábricas clandestinas, imprentas falsificadoras y puntos de venta en varios municipios sevillanos

La Guardia Civil ha detenido a 45 personas en la provincia de Sevilla por su presunta implicación en una organización criminal dedicada a la fabricación, distribución y venta de tabaco de contrabando. La operación, denominada ‘Itálica 150 Kanterpin’, ha permitido desmantelar una compleja red asentada en distintas localidades sevillanas. Entre los detenidos figuran tres estanqueros, dos imprentas y personal de una clínica de prótesis dentales utilizada para fabricar y empaquetar cigarrillos de forma clandestina.

Durante los registros se han intervenido más de treinta máquinas de elaboración y empaquetado, 16 vehículos, 31.897 euros en efectivo, 301.900 cajetillas impresas, 1.800 cartones de tabaco, 10.318.158 cigarrillos con filtros, 25.500 bolsas de empaquetado y numeroso material falsificado.

Fábricas ocultas y puntos de venta encubiertos

La investigación comenzó en 2024 tras denuncias anónimas y avisos de la Asociación de Estanqueros de Sevilla por el aumento de cajetillas ilegales en el mercado. El grupo operaba desde naves industriales, trasteros y domicilios sin condiciones higiénicas, donde manipulaban la hoja de tabaco sin control sanitario.

Los agentes localizaron puntos de venta encubiertos en tiendas de alimentación, quioscos y locales 24 horas, principalmente en Coria del Río, donde se concentraba la mayor actividad ilegal. También se detectaron ventas en Bormujos, Benacazón, La Rinconada, Lebrija y Bollullos de la Mitación. La cabecilla, una mujer de Coria del Río, dirigía la producción desde una nave industrial en La Rinconada, con apoyo de familiares y colaboradores que gestionaban la fabricación y distribución.

Imprentas falsificadoras y centros de producción paralelos

En la segunda fase de la investigación, la Guardia Civil localizó tres guarderías de tabaco en Guillena, Alcalá de Guadaíra y Utrera, además de dos imprentas clandestinas: una en Arahal, que trabajaba a puerta cerrada, y otra en Dos Hermanas. Estas imprentas elaboraban cajetillas falsificadas que luego eran distribuidas a la red a través de tres estanqueros, uno en Sevilla capital y dos en La Rinconada, que utilizaban sus negocios legales como tapadera.

También se descubrió una clínica dental donde se fabricaban cigarrillos con maquinaria industrial, así como trasteros en Salteras donde un ingeniero reparaba equipos de picado y empaquetado. La operación ha sido dirigida por agentes de la Patrulla Fiscal y de Fronteras (PAFIF) junto al equipo de investigación de la Compañía de Utrera, con apoyo de unidades de Marchena, Sanlúcar la Mayor, Los Palacios, La Rinconada y el puerto y aeropuerto de Sevilla.