La Junta inicia la recuperación integral del monasterio de San Isidoro del Campo de Santiponce con una inversión superior a ocho millones

“Se trata de una actuación prioritaria, cofinanciada con fondos Feder, con la que la Consejería de Cultura responde a una demanda histórica de los ciudadanos”, ha destacado Del Pozo

La consejera de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo, ha anunciado hoy la adjudicación de la primera fase de las obras de consolidación del enclave monumental de San Isidoro del Campo, en la localidad sevillana de Santiponce, que, con un presupuesto de 2.838.148€ cofinanciado con fondos Feder, se desarrollarán a lo largo de doce meses y permitirán recuperar los espacios de la almazara, el pósito y el almacén del enclave monumental. “La adjudicación definitiva de estos trabajos ha sido publicada hoy en el perfil de contratación de la Junta de Andalucía, en lo que supone un hito fundamental para avanzar en la recuperación integral de este espacio patrimonial”, ha señalado del Pozo.    

Prevista en dos fases -almazara, pósito y almacén, en un primer ciclo, y naves sur del claustro de los jerónimos y nave este y torre del mismo claustro, en una segunda fase que se licitará en 2026-, las obras de conservación integral de las edificaciones del enclave monumental ascenderán a más de 8,1 millones de euros, cofinanciados con fondos Feder, “una de las mayores inversiones en la larga historia de este monasterio de traza gótico-mudéjar, que reúne espacios levantados entre los siglos XIII y XX”, en palabras de la consejera.   

“Esta es una actuación prioritaria de la Junta de Andalucía, con la que respondemos a una demanda histórica de los ciudadanos para recuperar este enclave de enorme valor artístico, histórico y arquitectónico fundado en las postrimerías del siglo XIII por Alonso Pérez de Guzmán -Guzmán el Bueno- y su mujer, María Alfonso Coronel”, ha valorado Patricia del Pozo en la presentación de esta adjudicación, un acto en el que ha estado acompañada por el alcalde de Santiponce, Juan José Ortega Gordón, y por el conde de Erill, Alberto Álvarez de Toledo y Mencos, representante de la Fundación Álvarez de Toledo. 

“San Isidoro del Campo es uno de los conjuntos patrimoniales más destacados del territorio andaluz, a la par que uno de los más necesitados de una intervención integral, toda vez que algunos de sus espacios presentan un fuerte deterioro, fruto del olvido al que han estado sometidos desde que finalizó la restauración del núcleo original en 2002”, ha avanzado del Pozo. En este sentido, la consejera ha recordado que en 2016 el monumento sufrió un grave expolio, cuando fueron sustraídos varios paños de azulejos del siglo XVII del Claustro de los Muertos, en la zona visitable del enclave. 
 
Del Pozo ha manifestado que desde su llegada a la Consejería de Cultura en 2019 se marcó como “prioridad” en materia de recuperación de patrimonio histórico y artístico en la provincia de Sevilla “tanto la rehabilitación de las Reales Atarazanas de Sevilla, ya culminada, como la recuperación del valioso enclave de San Isidoro del Campo, ejemplo paradigmático del arte gótico-mudéjar andaluz y testigo privilegiado de nuestra historia a lo largo de siete siglos”. 

Por este motivo, mientras se redactaban los estudios previos preceptivos para aprobar los proyectos conservativos básicos y de ejecución de las cuatro zonas monumentales que presentaban un estado crítico, estudios que supusieron una inversión de más de 375.000 €, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía acometió la reparación de la cerca existente en el límite oriental del conjunto monacal, con una inversión superior a los 600.000€ en el año 2021, e impulsó los trabajos de mantenimiento de las cubiertas de la iglesia, con una inversión de casi 30.000 € en 2023.

A este importe superior a un millón de euros, se suma ahora la inversión de más de 8,1 millones de euros para llevar a cabo las obras de consolidación integral de los edificios de la almazara, pósito y almacén, en esta primera fase, y claustro de los jerónimos y torre, en una segunda fase. “Se trata de unos espacios muy afectados por el paso de los años y el abandono, que presentan graves daños estructurales, por lo que esta actuación prevé su consolidación integral, como trabajos previos imprescindibles a su posterior puesta en valor y apertura a la visita pública”, ha destacado del Pozo. 

La almazara se localiza en la parte norte del conjunto. Consta de una nave de fábrica de ladrillo dividida en dos crujías por una arquería de arcos de medio punto sobre pilastras con cubiertas a dos aguas. El pavimento de piezas cerámicas presenta grandes tinajas semienterradas. Tanto las cubiertas como algunas pilastras de las arquerías presentan derrumbes y un deficiente estado de conservación.  

El pósito está en la zona central del conjunto edificatorio, en relación directa con la almazara con la que presenta el testero norte en común. Se trata de una edificación de dos plantas, de fábrica de ladrillo, con tres naves norte-sur, separadas por muros de carga. La planta baja está cubierta por bóvedas de cañón y de aristas, y la planta superior cuenta con una cubierta con estructura de madera. La cubierta de la nave central está resuelta con cerchas y las naves laterales con vigas. Esta edificación se encuentra adosada, en su paramento este, a una edificación de nueva planta que actualmente no es accesible. Tanto las cubiertas como las bóvedas presentan derrumbes, y la estructura de madera está afectada por la humedad. 

Por su parte, el almacén se localiza en la zona central del conjunto, al sur del pósito. Se trata de una edificación auxiliar, antiguos corrales abiertos al este y en la actualidad cerrada por muros perimetrales de fábrica de ladrillo y con una línea intermedia de pilastras sobre las que cargan las vigas de madera que soportan la cubierta a dos aguas, que padece un fuerte deterioro. 

De Guzmán el Bueno a la Biblia del Oso 

El monasterio de San Isidoro del Campo está situado en la localidad de Santiponce. Lo componen una serie de edificaciones de diversas épocas, desde el siglo XIII al XX. Fue declarado Monumento Artístico Nacional en 1872 y cuenta con la máxima protección patrimonial como Bien de Interés Cultural (BIC). Está inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, formando parte de la Red de Espacios Culturales de Andalucía. 

Tiene su origen en un privilegio otorgado por Fernando IV de Castilla, a don Alonso Pérez de Guzmán, Guzmán el Bueno, en 1289, en el que se concede la jurisdicción de Santiponce y la fundación de un monasterio con capilla funeraria para él y su mujer María Alfonso Coronel. En el lugar elegido para el nuevo cenobio existía con anterioridad una ermita, donde según la tradición fue encontrado el cuerpo de San Isidoro.

Ha sido panteón de personajes ilustres, donde destacan los enterramientos de Alonso Pérez de Guzmán, el héroe de Tarifa, y sus descendientes, con sendas esculturas realizadas por Martínez Montañés, en las que son sus dos únicas obras no religiosas documentadas de toda su carrera, a excepción de un modelo de busto de Felipe IV. Martínez Montañés es también el autor del antiguo retablo de Santa Ana del enclave. En este lugar halló su sepultura Hernán Cortés, en 1547, antes de ser trasladado a México. También fue foco del grupo de erasmistas, parte de los cuales, perseguidos por el Santo Oficio, huyeron al exilio donde uno de ellos, Casiodoro de Reina, alumbró la primera traducción de la Biblia al castellano, conocida como la Biblia del Oso.  

Desde el punto de vista arquitectónico responde al estilo de monasterio-fortaleza de estilo gótico-mudéjar, en cuyos claustros y dependencias se conservan interesantes pinturas murales y lienzos de los siglos XV y XVII. en los siglos posteriores, se fueron añadiendo diversas dependencias. 

Fue desamortizado en 1835, iniciándose a partir de entonces una larga etapa de abandono y destrucción. Algunas de sus dependencias fueron destinadas a usos fabriles como la manufactura del tabaco y la cerveza. También fue cárcel de mujeres. A estos avatares hay que añadir los daños ocasionados durante la Revolución Gloriosa de 1868, mientras que en 1936 estuvo a punto de ser derruido. 

Posteriormente, fue ocupado por una pequeña comunidad jerónima, entre 1956 y 1978. En la década de 1990, el monasterio fue objeto de una rehabilitación centrada en diversos espacios del enclave. Es actualmente propiedad de la Fundación Casa Álvarez de Toledo y Mencos que tiene suscrito un convenio de colaboración y cesión temporal de uso compartido con la Junta de Andalucía desde 1990. En 2002 parte de sus dependencias abrieron sus puertas al público tras una restauración desarrollada en el núcleo original del enclave en los años noventa del pasado siglo. En 2024 acogió a más de 43.000 visitantes.