Que el funcionamiento (bueno o malo) de cualquier organización, clava sus bases en la cabeza jerárquica de las mismas, es algo que a día de hoy, nadie duda (véase en la actualidad, RENFE o Correos entre otros).
A nivel doméstico, nos encontramos con la gestión (algunas veces buenas y la mayoría de las veces nefasta) de la cosa educativa.
Para centrarnos y no caer en comparativas con otras latitudes, que nos llevarían aun profunda depresión, quisiera centrarme en lo vivido-padecido en el citado conservatorio Elemental de la Macarena, desde el pasado Septiembre.
Distingamos inicialmente, el ejercicio de la dirección, del ejercicio de la aplicación de leyes y normativas. La validez del segundo caso, con frecuencia trae la incompetencia del primero. Dirigir, es algo más que la aplicación ridícula del anexo I o la resolución X, y excede a la simple cadena mando derivada de tal o cual disposición o regla (los famosos ADL: "Aplicadores De Leyes").
Y añado, a una Inspectora que ni aparece (tengo serias dudas de su existencia) y aun “titular" que no empuja, sino que estorba con burocracias administrativas y “senequianas” - para los desconocedores, relativa a SÉNECA -, cuan pequeño dictadorzuelo propietario del Cortijo (como hemos dicho, nada que ver con la gestión directiva, en la justa definición del concepto) hay que agregarle la legislación, tan progre y tan moderna, que padecemos el profesorado sustituto en Andalucía, y que “a igual trabajo", discrimina con menos derechos laborales y postergaciones económicas, reduciéndolo “de Facto y de Iure”, a una especie de casta inferior.
En todo este magma pestilente, al resto de la Administración, ni se le ve, ni se le espera y ni siquiera examina las causas del elevadísimo nivel rotacional de trabajadores en el citado Centro.
En definitiva, ante el evidente agotamiento del proyecto, por el bien de la enseñanza, de la enseñanza musical y de cuantos profesores y alumnos que pudieran estar o pasar en lo venidero por el Conservatorio de La Macarena, se hace urgente y necesario un cambio en la dirección del centro.
Y ya llegamos tarde.