El obispo auxiliar de Sevilla, Ramón Valdivia, ha declarado que la Iglesia católica estaría dispuesta a adoptar una nueva fecha para la celebración de la Pascua —y por tanto de la Semana Santa— en un gesto de diálogo ecuménico con las Iglesias ortodoxas. La propuesta, que se enmarca en los 1.700 años del Concilio de Nicea y en la presidencia de Valle-Valdivia en la Subcomisión para las Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española (CEE), ha generado un debate significativo entre ámbitos religiosos y culturales.
Un acuerdo de calendario para reforzar la unidad cristiana
Valdivia explicó que las diferencias en la fecha de la Pascua no son tanto de doctrina como de calendario: las Iglesias ortodoxas siguen el calendario juliano mientras que la católica usa el gregoriano, lo que provoca que ambas celebraciones coincidan pocas veces. La Iglesia “no tendría ningún problema” en aceptar una fecha que permita coincidencia, según sus palabras, siempre que se logre consenso.
Impacto en Sevilla y en las hermandades cofrades
En una ciudad como Sevilla, donde la Semana Santa es una celebración de profunda tradición, cultural, religiosa y también turística, un cambio de fecha supondría una transformación profunda en el calendario de cultos, cofradías y eventos vinculados. Valdivia señaló que las corporaciones “se han amoldado” históricamente a las decisiones eclesiales, y que, llegado el caso, estarían preparadas para adaptarse.
Un proceso a largo plazo que plantea retos organizativos
La propuesta requiere un diálogo prolongado entre la Iglesia católica, las Iglesias ortodoxas y entidades cofrades, y no se visualiza un cambio inmediato. La idea de fijar la Pascua en un domingo concreto de abril se planteó ya en 2015, pero se necesitaría una revisión litúrgica, un acuerdo internacional y un reajuste de calendarios culturales. Hasta que esto ocurra, seguirá la fórmula actual basada en la primera luna llena de primavera.