El Festival de la Mistela ha vivido este fin de semana una de sus ediciones más emocionantes y vibrantes con las actuaciones de Rosario La Tremendita y Dorantes, que conquistaron al público del Teatro Municipal Pedro Pérez Fernández con dos propuestas tan distintas como conmovedoras.
La artista sevillana Rosario La Tremendita se abrió en canal para presentar al público de la Mistela algunos temas que verán la luz en su próximo disco, Tránsito. Huyendo del ruido, un camino de luces y de sombras que rodean a un artista, “impotencia y bloqueo creativo pero que cuando una le pone pasión y corazón encontramos la luz”, comentó Rosario en el escenario.
La Tremendita recuperó la esencia del cante en su estado más puro y el viernes ofreció un espectáculo musical y emocional hacia los cantes tradicionales que han sido piedra angular del flamenco, rescatándolos del olvido y proyectándolos hacia un nuevo universo sonoro.
Con su voz inconfundible, llena de matices y verdad, irrumpió por Tonás que luego metió la batería de Manuel Reina y ella misma con el bajo “del querer al no querer hay un caminito largo”. A Rosario le acompañaba también la guitarra flamenca del maestro Dani de Morón siempre precisa y envolvente.
La artista cautivó al público, con las bulerías que le cantaba su abuela “No siento los dineros que me robaron, sino al pobre Lucero que me mataron”.
“Estoy aquí porque tengo algo que contar”, confesó Rosario, reafirmando su compromiso con una creación que respeta la raíz del flamenco al tiempo que explora nuevos territorios sonoros. Fue un espectáculo de depuración, un acto de resistencia frente al ruido superficial que nos rodea.
El sábado, el Festival se despidió con un lleno absoluto para celebrar los 25 años de Orobroy, la obra más emblemática del pianista Dani Peña Dorantes, que ofreció un recorrido por su discografía en un concierto inolvidable. Dorantes transportó al público por paisajes musicales que nacen en su Lebrija natal y se expanden hasta un universo sonoro sin fronteras.
El virtuoso pianista y compositor se sintió muy querido por los aficionados, que le rindieron largos y calurosos aplausos. Una experiencia musical que trasciende el tiempo y el espacio. Dorantes sumergió al respetable en los caminos musicales creando un fascinante entramado de notas y acordes para llevarnos a un mundo sonoro inigualable.
Preciosa fue la interpretación de “Guadalquivir” desde su nacimiento en Cazorla con ese “chorrito de agua” hasta hacerse grande en su desembocadura en Sanlúcar. Sus piezas no son simples melodías, sino senderos meticulosamente construidos que fusionan la riqueza histórica de la música flamenca con la contemporaneidad de su visión.
Casi todos los temas contaron con la versatilidad del baile de la jerezana Leonor Leal, fantástica por bulerías. Dorantes estuvo acompañado a la batería por Sergio Fargas y las voces en los coros de sus sobrinas Manuela y Tomasa. Conmovió una y otra vez con su piano flamenco hasta llegar a la cumbre con Orobroy, llevando al público con su profunda creatividad, la magia de lo auténtico.
El Festival de la Mistela, organizado por el Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca junto a la Tertulia Cultural Flamenca El Pozo de las Penas, arrancó el pasado viernes 10 de octubre con la entrega de la Venencia Flamenca al Baile 2025 al joven bailaor Juan Tomás de la Molía. Con apenas 20 años, este artista de Trebujena ha demostrado una madurez escénica sorprendente, que puso de manifiesto en su espectáculo Vertebrado, bajo la dirección de Manuel Liñán y acompañado al cante por Manuel de la Nina y Juan de la María, y a la guitarra por Juan Campallo.
El sábado 11, la Mistela apostó por la vanguardia con Andrés Marín y Ana Morales, ambos Premios Nacionales de Danza, quienes presentaron Matarife/Paraíso, una propuesta arriesgada y simbólica que no dejó a nadie indiferente. Con referencias a la Divina Comedia de Dante, un marcado carácter ritual y una fuerte carga simbólica, el espectáculo exploró los límites del flamenco desde lo ancestral hasta lo contemporáneo. Mención especial al cantaor Antonio Campos, cuya interpretación fue tan potente como provocadora.
El Festival 2025, que ha contado también con la exposición fotográfica “Flamenco código abierto” de Javier Caró, se despide con la certeza de haber ofrecido una programación valiente, comprometida y de altísima calidad artística como un referente en la escena flamenca andaluza, combinando tradición, juventud y vanguardia.
El alcalde Juan Manuel Valle destacó la importancia de iniciativas como esta, que no solo enriquecen la vida cultural del municipio, sino que también posicionan a Los Palacios y Villafranca en el mapa flamenco nacional e internacional. En sus palabras, formar parte de la Cátedra de Flamenco de la Universidad Pablo de Olavide, en colaboración con la Junta de Andalucía, supone “dar al flamenco la dimensión científica y cultural que merece”.